Era el día antes de Halloween,
estaba muy emocionada, ya era tarde, por lo tanto, me fui a dormir.
No me podía dormir, pero acabé
durmiéndome pensando en que mañana me iba a divertir mucho, o eso pensaba yo.
¡Ah! perdón, que no me he
presentado, me llamo Laura y tengo 10 años.
Creo que me levanté con el pie
izquierdo, porque cuando bajé a la cocina mi madre estaba haciendo unas galletas
monstruosas, pero … ¡¡se la quemaron!!
¿Ahora que iba a desayunar?
Me fui a vestir… ¡no tenía
disfraz!
Me puse como loca, así que me
tuve que vestir normal, todavía me quedaba media hora antes de ir al cole, así
que me puse a ver la tele.
La clase era de mate (aaaagggg). Saqué
los libros y me di cuenta de que no había traído el estuche, así que la profesora
me dio un lápiz roñoso y sucio… ¡qué mala suerte!
La fiesta salió bien (no me puedo
quejar).
Cuando salí del cole, ya eran las
cinco de la tarde, el abusón del cole me tiro al suelo, no sé porque lo hizo,
estaba muy enfadada.
Cuando llegué a casa merendé y pensé
que era una buena idea dar una vuelta en bici, pero no… a mitad de camino pasé
por un charco y me calé entera, así que tuve que volver a casa chorreando, me
cambié y como ya era tarde, me fui a dormir.
A mitad de la noche me desperté porque
tenía sed. Tuve que bajar hasta la cocina, coger el vaso de agua e intentar
volver a dormir.
A día de hoy sigo sin creérmelo, pero el
perro era para mí y me puse súper contenta.